sábado, 1 de diciembre de 2012

Desarrollo Físico de la edad adulta temprana

Es la etapa de la vida que se da entre los 20 y 40 años aproximadamente.

Los adultos jóvenes por lo general se encuentran en la cima de la salud, la mayoría de las funciones corporales están totalmente desarrolladas, tienen fuerza, energía y resistencia, están en el máximo de su funcionamiento sensorial y motor, la agudeza visual es óptima entre los 20 y 40 años; el gusto, el olfato y la sensibilidad al dolor usualmente permanecen intactos hasta los 45 años, tenemos la pérdida de la audición que usualmente comienza en la adolescencia y se agudiza después de los 25 años.

En la edad adulta temprana se establece el cimiento para el funcionamiento físico a lo largo del resto del ciclo de la vida.

jueves, 22 de noviembre de 2012

El riesgo de dormir poco.

Dormir es fundamental para tener una buena salud emocional. Los adultos jóvenes que descansan menos de cinco horas por día tienen un riesgo tres veces mayor de sufrir una enfermedad mental, en comparación con las personas de su edad que pasan entre 8 y 9 horas en la cama.

A dichas conclusiones llegó un estudio realizado por el Instituto George de Salud Global y publicado en la revista Sleep. “Nuestra investigación reveló un número de conexiones entre ciertos problemas de salud mental y la falta de sueño en los adultos jóvenes”, dijo Nick Glozier, el autor principal.

La importancia para soñar

Para llegar a dichas conclusiones los autores trabajaron con 20.822 hombres y mujeres de 17 a 24 años de edad. Los autores siguieron su estado de salud mental y física durante un año y medio, averiguando en detalle sus hábitos de sueño diarios.

Glozier observó que “una menor duración del sueño se asocia de una manera casi lineal con el stress psicológico prevalente y persistente en los adultos jóvenes. Solo los individuos que dormían muy poco mostraron un riesgo mayor de desarrollar nuevas angustias y aflicciones”.

Los autores también notaron que la falta persistente de sueño aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y aumento de peso en las personas jóvenes. A su vez, el estudio encontró que un problema mental tiene muchas más posibilidades de convertirse en una enfermedad crónica si la persona que lo sufre duerme menos de lo adecuado.

Glozier también aclaró que los trastornos del sueño constituyen un síntoma importante de muchos problemas mentales, como la depresión. De hecho, en algunas ocasiones suelen constituir un síntoma temprano del comienzo de un ataque o problema psicológico.

“Los cambios modernos en el estilo de vida contribuyen de manera importante a estos problemas, y es evidente que la interrupción de los patrones del sueño es un factor de riesgo fundamental para el desarrollo de muchos tipos de problemas mentales”, concluyeron los autores.

domingo, 18 de noviembre de 2012

La causa desconocida de casi todas las rupturas de pareja.

En el matrimonio se da, principalmente, la tarea de la intimidad (donde puedo abrirme con el otro sin confundirme). La gran mayoría, tanto hombres como mujeres, se casa o decide vivir en pareja  durante el período de la edad adulta joven (25-34 años). El matrimonio implica la posibilidad de ser padres, el complementarse y completarse,  realizar diferentes tareas y satisfacer necesidades psicológicas, interdependencia, satisfacer la necesidad de amor. Lo que se construye entre ambos es un espacio psicológico común (con proyectos de pareja). Establecer una pareja exige el establecimiento de un compromiso con el otro (se renuncia a otras alternativas de pareja, también se renuncia a otras relaciones que compitan con la relación de pareja); de no pasar por alto la individualidad; para hacer el proyecto hay que negociar; hay construcción de la identidad de pareja que pasa por el proyecto común, su realización; hay una fusión de identidades (no sólo para satisfacer al otro, sino para lograr una identidad común).
 
 Ante el aumento de los fracasos en la vida de pareja y la gran cantidad de divorcios, un grupo de investigadores de la Universidad de Missouri realizó un estudio donde encontraron que una de las posibles causas está en la incapacidad de las personas de comunicar sus emociones. Una de cada siete personas en el mundo padece un trastorno neurológico que le impide identificar sus propias emociones y, por tanto, expresarlas verbalmente a los demás

Este rasgo de la personalidad se llama alexitimia.
 
Las personas que padecen este trastorno suelen casarse en su mayoría porque, según uno de los autores del estudio, el investigador en desarrollo humano y familia Nick Frye-Cox, “sí sienten las necesidades humanas básicas, como formar una familia o pertenecer a un grupo, que son tan indispensables para el hombre como comer o dormir”. Sin embargo, una vez que contraen matrimonio, añade Frye-Cox, las personas con alexitimia “se sienten solas y tienen serias dificultades para comunicar los sentimientos a su pareja, lo que acaba destrozando la relación”.
El patrón de comportamiento de estas personas coincide en que suelen calcular en todo momento los costes y beneficios de sus relaciones, ya sean de amistad, laborales o de pareja, por lo que es frecuente que formen y rompan noviazgos con mucha asiduidad. “Estas personas acaban pensando que los demás no pueden satisfacer sus necesidades y que ellos también tienen dificultades para hacerlo”, apunta Frye-Cox.
Serios y celosos de su intimidad
Los alexitímicos tienen una tendencia al conformismo social y suelen mantener una posición agresiva hacia su entorno. Sin embargo, esta agresividad se manifiesta de forma más intensa hacia ellos mismos, ya que al no poder verbalizar sus emociones se creen inútiles e impotentes. Por ello, responden a situaciones conflictivas mediante la agresividad.
La buena comunicación en todas sus formas y expresiones es uno de los principales pilares en los que se sustentan las relaciones, algo que para los alexitímicos se convierte en un reto inalcanzable al no poder compartir, ni casi entender, sus propias emociones. Por este motivo, “evitan hablar de cuestiones íntimas o sentimentales para centrarse más en las conversaciones asépticas y objetivas. Su personalidad es muy estoica”, explica el investigador principal del estudio 'Alexithymia and marital quality: The mediating roles of loneliness and intimate communication' que se publicará en el próximo número de la revista Journal of Family Psychology.

Para la elaboración del estudio, los investigadores analizaron una muestra de 155 parejas, entre las cuales había un 7,5% de varones con alexitimia y otro 6,5% de mujeres. Unos porcentajes representativos de la población en general, según otros estudios anteriores. Se trata de un rasgo que se ha relacionado con otros trastornos como el autismo, el estrés postraumático, los problemas alimenticios, la depresión y la adicción a sustancias tóxicas.
 
Un trastorno para el que no hay tratamiento

En una investigación anterior de la misma universidad, dirigida por el profesor de Comunicación Collin Hesse, se propusieron algunos recursos para ayudar a estas personas a mejorar sus relaciones, adoptando, por ejemplo, una comunicación más afectuosa en la que se incluyan abrazos y besos. “Sabemos lo importante que es para las personas empatizar y estar abiertos a los que nos rodean, porque eso nos hace más competentes", decía Hesse. “Todavía tenemos que estudiar los mejores métodos, pero creemos que la comunicación afectiva que va de los abrazos a las caricias, pasando por la postura del cuerpo adoptada durante la comunicación, puede tener un impacto positivo, aunque sólo sea para aliviar la ansiedad”. 
Hasta la fecha no existe un tratamiento eficaz contra este trastorno mental, por lo que las emociones solo se pueden potenciar mediante una estimulación de la inteligencia emocional (especialmente en niños) o reduciendo la ansiedad y agresividad mediante la terapia ocupacional y la práctica de ejercicios de relajación.
Algunos trabajos previos de Hesse, como el presentado en la ponencia 'Affection mediates the impact of alexithymia on relationships', ya habían demostrado antes que la comunicación afectuosa libera hormonas que alivian el estrés. “Debido a que hay una zona gris respecto a la alexitimia, todo lo que podamos descubrir tendrá potenciales beneficios para la calidad de vida de estas personas”, añade el investigador. 
 
En nuestro país tenemos instituciones y organizaciones que trabajan en el mejoramiento de la calidad de la vida en pareja, teniendo como base la comunicación abierta y constante entre los cónyuges:
 
Encuentro Matrimonial Mundial RD





 
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Evolución biofisiológica en la adultez.

La senescencia, que es el estado de declive físico en que el cuerpo, con la edad, pierde gradualmente fuerza y eficiencia, se inicia hacia el final de la década de los 20 años.

En el inicio de la etapa adulta todos los sistemas corporales funcionan a un nivel óptimo. Los componentes genéticos y hormonales que impulsan el crecimiento se detienen al principio de la juventud. De hecho, las chicas alcanzan su máxima estatura a los 16 años y la mayoría de los chicos lo hacen alrededor de los 18 ó 20.

El crecimiento muscular y el aumento de grasa continúa a los 20 años, cuando el cuerpo se rellena: las mujeres alcanzan su tamaño final completo de pecho y cadera, y los hombres el de hombros y el de la parte superior del brazo. A causa, en parte, de estos incrementos, también aumenta el peso, especialmente al inicio de los 20 años.

Los hombres, generalmente, son más fuertes físicamente que las mujeres debido a que tienen más masa muscular; sin embargo, para las personas de uno y otro sexo la fuerza física aumenta durante la década de los 20 años y alcanza su máximo alrededor de los 30, momento en el que empieza a disminuir. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir de los 40 años las necesidades de energía disminuyen un 5 % por década, ya que se reduce el metabolismo basal de la persona (la energía que necesita el organismo para mantener las funciones vitales en situaciones de reposo). Por lo tanto, el aporte calórico debe ser menor y adaptado a las necesidades individuales en función de la edad, la complexión y la actividad física.

Desde el inicio de la adultez, en todos los sistemas corporales se producen señales de declive, las más visibles son las del tejido cutáneo. Otras que no son tan visibles ni obvias se dan prácticamente en todos los sistemas corporales, y el cambio se produce a un ritmo diferente en cada órgano. 


Problemas de salud en la adultez

La edad adulta es la más larga en la vida de la persona, aproximadamente unos 40 años, por lo que los problemas de salud que pueden aparecer cambian considerablemente ya se trate de un adulto joven, que puede tener problemas parecidos a los de la adolescencia, o un adulto maduro, cuyos problemas empiezan a asemejarse a los que padecen los ancianos. Durante los últimos 40 años se han realizado estudios que han observado la relación entre los estilos de vida de los individuos y la incidencia posterior de la enfermedad y de la muerte. Estos estudios demostraron que específicamente en la madurez más de la mitad de los casos de fallecimiento y de enfermedad tenían relación con factores del estilo de vida y no con la edad (Deeg y cols., 1996).

Por lo tanto, en la salud influyen factores relacionados con el estilo de vida que afectan de forma negativa a la salud de los adultos, como son el tabaquismo, el consumo de bebidas alcohólicas, una dieta inadecuada y el sedentarismo. Otros factores que también actúan como condicionantes de la salud son los factores sociales y el sexo. Entre los factores sociales que más se relacionan con los problemas de salud destacan el nivel socioeconómico y el educativo. A nivel socioeconómico, la pobreza es el condicionante social más determinante para la salud en todo el mundo. También el acceso a la educación permite tener más conocimiento sobre los cuidados de salud. Por último, el factor de sexo, desconocido antes de la década de los 90, porque no se incluía a las mujeres en los estudios importantes de salud, influye especialmente en la expectativa de vida. Según la OMS, la esperanza de vida al nacer alcanzó en el 2009 un valor medio en todo el mundo de 71 años, frente a los 46,5 años de los años 1950-1955. El margen de variación de los valores entre los países es de 47 años, como mínimo, y de 83 años, como máximo. Las mujeres continúan manteniendo la esperanza de vida más alta que los hombres: 79 años en las zonas de América y de Europa, frente a la de los hombres, de 71-72 años en las mismas regiones. Los países de la zona de África, con menos recursos, son los que tienen una esperanza de vida más corta: de 52 años para los hombres y de 56 para las mujeres.


Factores y conductas de protección en la adultez

 
Conductas que hay que potenciar en el estilo de vida individual


1. 
No fumar, 2. Seguir una alimentación saludable, 3. Realizar actividad física, 4. Mantener un peso adecuado, 5. Protegerse de la radiación solar, 6. Protegerse de las exposiciones ocupacionales y ambientales, 7. Mantener relaciones sexuales seguras, 8. Participar en programas de screening de cáncer, 9. Participar en programas de vacunación, 10. Realizar revisiones periódicas de la dentadura, la vista y el oído, 11. Ejercitar las capacidades mentales, 12. Tener pensamientos positivos, 13. Entrenar las habilidades sociales y de comunicación básicas.

Factores y conductas de riesgo en la adultez


Es en la etapa de la adultez cuando se pueden empezar a manifestar algunas de las consecuencias negativas del estilo de vida que ha adoptado la persona, que influirán sobre su estado de salud en general, así como sobre las enfermedades y los trastornos que puede sufrir. 

Los principales factores y conductas de riesgo que se deberían evitar porque innumerables evidencias científicas los vinculan con patologías son los siguientes:
   
1. Fumar, 2. Consumo de alcohol, 3. Consumo de otras drogas, 4. Hipertensión arterial, 5. Obesidad, 6. Aumento de la presión intraocular, 7. Exposición a factores ambientales, 8. Exposición a radiaciones ionizantes, 9. Factores hormonales, 10. Agentes biológicos, 11. Factores psicosociales