En el inicio de la etapa adulta todos los sistemas corporales funcionan a un nivel óptimo. Los componentes genéticos y hormonales que impulsan el crecimiento se detienen al principio de la juventud. De hecho, las chicas alcanzan su máxima estatura a los 16 años y la mayoría de los chicos lo hacen alrededor de los 18 ó 20.
El crecimiento muscular y el aumento de grasa continúa a los 20 años, cuando el cuerpo se rellena: las mujeres alcanzan su tamaño final completo de pecho y cadera, y los hombres el de hombros y el de la parte superior del brazo. A causa, en parte, de estos incrementos, también aumenta el peso, especialmente al inicio de los 20 años.
Los hombres, generalmente, son más fuertes físicamente que las mujeres debido a que tienen más masa muscular; sin embargo, para las personas de uno y otro sexo la fuerza física aumenta durante la década de los 20 años y alcanza su máximo alrededor de los 30, momento en el que empieza a disminuir.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir de los 40 años las necesidades de energía disminuyen un 5 % por década, ya que se reduce el metabolismo basal de la persona (la energía que necesita el organismo para mantener las funciones vitales en situaciones de reposo). Por lo tanto, el aporte calórico debe ser menor y adaptado a las necesidades individuales en función de la edad, la complexión y la actividad física.
Desde el inicio de la adultez, en todos los sistemas corporales se producen señales de declive, las más visibles son las del tejido cutáneo. Otras que no son tan visibles ni obvias se dan prácticamente en todos los sistemas corporales, y el cambio se produce a un ritmo diferente en cada órgano.
Problemas de salud en la adultez
La edad adulta es la más larga en la vida de la persona, aproximadamente unos 40 años, por lo que los problemas de salud que pueden aparecer cambian considerablemente ya se trate de un adulto joven, que puede tener problemas parecidos a los de la adolescencia, o un adulto maduro, cuyos problemas empiezan a asemejarse a los que padecen los ancianos. Durante los últimos 40 años se han realizado estudios que han observado la relación entre los estilos de vida de los individuos y la incidencia posterior de la enfermedad y de la muerte. Estos estudios demostraron que específicamente en la madurez más de la mitad de los casos de fallecimiento y de enfermedad tenían relación con factores del estilo de vida y no con la edad (Deeg y cols., 1996).
Por lo tanto, en la salud influyen factores relacionados con el estilo de vida que afectan de forma negativa a la salud de los adultos, como son el tabaquismo, el consumo de bebidas alcohólicas, una dieta inadecuada y el sedentarismo. Otros factores que también actúan como condicionantes de la salud son los factores sociales y el sexo. Entre los factores sociales que más se relacionan con los problemas de salud destacan el nivel socioeconómico y el educativo. A nivel socioeconómico, la pobreza es el condicionante social más determinante para la salud en todo el mundo. También el acceso a la educación permite tener más conocimiento sobre los cuidados de salud. Por último, el factor de sexo, desconocido antes de la década de los 90, porque no se incluía a las mujeres en los estudios importantes de salud, influye especialmente en la expectativa de vida. Según la OMS, la esperanza de vida al nacer alcanzó en el 2009 un valor medio en todo el mundo de 71 años, frente a los 46,5 años de los años 1950-1955. El margen de variación de los valores entre los países es de 47 años, como mínimo, y de 83 años, como máximo. Las mujeres continúan manteniendo la esperanza de vida más alta que los hombres: 79 años en las zonas de América y de Europa, frente a la de los hombres, de 71-72 años en las mismas regiones. Los países de la zona de África, con menos recursos, son los que tienen una esperanza de vida más corta: de 52 años para los hombres y de 56 para las mujeres.
Factores y conductas de protección en la adultez
Conductas que hay que potenciar en el estilo de vida individual
1. No fumar, 2. Seguir una alimentación saludable, 3. Realizar actividad física, 4. Mantener un peso adecuado, 5. Protegerse de la radiación solar, 6. Protegerse de las exposiciones ocupacionales y ambientales, 7. Mantener relaciones sexuales seguras, 8. Participar en programas de screening de cáncer, 9. Participar en programas de vacunación, 10. Realizar revisiones periódicas de la dentadura, la vista y el oído, 11. Ejercitar las capacidades mentales, 12. Tener pensamientos positivos, 13. Entrenar las habilidades sociales y de comunicación básicas.
Factores y conductas de riesgo en la adultez
Es en la etapa de la adultez cuando se pueden empezar a manifestar algunas de las consecuencias negativas del estilo de vida que ha adoptado la persona, que influirán sobre su estado de salud en general, así como sobre las enfermedades y los trastornos que puede sufrir.
Los principales factores y conductas de riesgo que se deberían evitar porque innumerables evidencias científicas los vinculan con patologías son los siguientes:
1. Fumar, 2. Consumo de alcohol, 3. Consumo de otras drogas, 4. Hipertensión arterial, 5. Obesidad, 6. Aumento de la presión intraocular, 7. Exposición a factores ambientales, 8. Exposición a radiaciones ionizantes, 9. Factores hormonales, 10. Agentes biológicos, 11. Factores psicosociales.